Por Mtra. Susana Salazar Gómora.
El verdadero problema del divorcio es llevarse de por medio a los hijos, y de paso a las familias políticas. A los adolescentes este escenario les enoja y los confunde; por ende, buscan cualquier distracción para evitar la tristeza de ya no tener a su familia unida. Recuerden: los jóvenes tienden a la indiferencia que es muy engañosa. Las típicas frases que los escudan son, “me da igual”, “ese es problema de ustedes”, “equis”. Sin embargo, entre más indiferentes sean, existe mayor probabilidad de tener a un adolescente triste y confundido.
Es que esta etapa de la vida es compleja: hay rebeldía, desafío a la autoridad, búsqueda de la autonomía – por ejemplo los amigos se vuelven la segunda familia –, es el inicio de la vida sexual, del amor – porque hay una lluvia hormonal de por medio – y si a eso le agregamos el divorcio de mamá y papá, entonces tenemos una tormenta perfecta. Es decir, lo normal dentro de la adolescencia tiene el riesgo intensificarse y salirse de control y todo por la incapacidad de entender el divorcio:
Aquí te describimos algunos de los riesgos en que pueden incurrir los adolescentes que pasan por este problema:
Rebeldía frente a la autoridad: Al percibir a sus padres en discusiones constantes, el adolescente no logra identificar una autoridad, papá o mamá, amorosa, firme, coherente y que lo comprenda, por lo que se muestra furioso con sus padres, hermanos, maestros y hasta padres de sus amigos.
Adicciones: La adolescencia implica experimentar y conocer por lo que en algún momento tus hijos se toparán con el cigarro, alcohol o drogas. Al estar vulnerable e incapaz de medir las consecuencias es probable que el joven inicie un consumo excesivo hasta una adicción. Es momento en el que las adicciones les permiten negar la tristeza y desilusión.
Impulsividad: Propio de la etapa, se le dificulta el control de sus impulsos, por ello llega a actuar antes de pensar; al vivirse dentro del conflicto de los padres, ésta falla se incrementa como reflejo de lo que vive en casa.
Relaciones de noviazgo: El adolescente se siente solo. Se puede refugiar en las relaciones sociales, oportunidad para iniciar una relación de noviazgo y ser prioritario como una forma de sentirse acompañado y alejar los sentimientos del divorcio de sus padres. Ante ésta situación, el noviazgo puede matizarse por una vida sexual sin cuidado, discusiones constantes y agresiones físicas; tal como lo percibe de sus padres.
Con el objetivo de prevenir que sus hijos adolescentes se confundan y se salgan de control, se les sugiere:
- Recuerden que aún con el divorcio, tu rol de madre o padre, continúa.
- El adolescente requiere escuchar de ambos padres, el por qué están decidiendo divorciarse, para evitar culpas y enojos hacia alguno de los padres. Evitar comentarios “es que tu madre tuvo la culpa, ella lo decidió”,” tu padre ya no nos quiere”, “estás conmigo y te compro todo, fíjate el esfuerzo que estoy haciendo”.
- Cuando los padres se centran en el divorcio, sus hijos dependerán de un noviazgo, para no estar solos y pueden elegir una relación conflictiva. Como padres analicen qué le han transmitido a sus hijos con respecto al tema de la pareja, ya que puede estar repitiendo el tipo de relación.
- Evita los dobles mensajes, ya que la confusión propia de la etapa es suficiente para tu hijo adolescente, no provoques más de la cuenta. Por ejemplo: “tu madre es lo peor del mundo”, “tu padre no te quiere por eso estás conmigo”, “te quiero pero si me sigues haciendo enojar te vas a ir con tu madre”.
- Ante la excesiva rebeldía de tu hijo, es importante mantener un rol de padre firme y amoroso, y tener claro, que las groserías, berrinches y enojones en tu hijo, son una necesidad de escucha, comprensión y cariño.
Cuando identifiques una conducta anormal como éstas, es importante que lo hables con ellos y les muestres cómo lo estás viendo, y si es necesario busca ayuda de un especialista antes de que el problema se salga de control. CEEPI cuenta con especialistas que pueden guiarte en el proceso de divorcio y en entender a tu hijo adolescente.